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Historias de vida

Una historia de vida es el relato personal de los eventos más significativos en la vida de alguien, mostrando cómo ha enfrentado sus desafíos, decisiones y cambios. Es una manera de entender su evolución y las experiencias que han moldeado su identidad.

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Por LARA COSTANTINI

Gastón Hernández: resiliencia tras las rejas

Gastón Hernández es un hombre que vivió la mayor parte de su juventud enfrentando dificultades propias de haber crecido en una villa en Argentina. Nacido en un entorno humilde, su vida estuvo marcada por el esfuerzo y la lucha por salir adelante. Desde febrero de 2016 hasta octubre de 2022, estuvo recluido en el Complejo Penitenciario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Antes de ser arrestado, Gastón intentaba equilibrar el trabajo con sus estudios de secundaria. "Me tomaba entre 7 y 8 colectivos por día... era más el gasto en colectivo que lo que ganaba”. Este contexto lo llevó a enfrentar desafíos económicos y sociales significativos, además de la marginación que, según él, es una constante en la sociedad para quienes provienen de sectores vulnerables. Sin embargo, siempre contó con el apoyo incondicional de su madre, quien ha sido un pilar en su vida, tanto antes como después de su encarcelamiento.

 

En febrero de 2016, cuando se encontraba en situación de prófugo, Gastón fue arrestado y trasladado a la cárcel de Villa Devoto, aunque ya había pasado por otra unidad penitenciaria previamente. Durante los seis años y ocho meses que estuvo recluido, vivió una realidad dura, aunque encontró aspectos que le ayudaron a sobrellevar el encierro. Entre las "comodidades" que menciona, destaca la posibilidad de cocinar su propia comida, un lujo poco común en otros penales. Aunque reconoce que vivir encerrado nunca es una experiencia positiva, trató de aprovechar lo que le ofrecía ese entorno para mejorar y crecer como persona.

 

La educación es una parte fundamental para el Complejo Penitenciario de CABA. Este proceso abarca primaria y secundaria. Si alguno de los presos no cuenta con alguno de los dos es obligación que los completen para concluir con su condena. Uno de los mayores retos para Gastón dentro de la cárcel fue acceder a esta educación. A pesar de su determinación de terminar la secundaria, tuvo que esforzarse para conseguir una vacante, ya que los informes de su primer año cursado en otra cárcel no fueron enviados a la cárcel. Esta falta de coordinación entre las unidades penitenciarias lo obligó a comunicarse con el Servicio Penitenciario Federal, ya que de otro modo no habría podido continuar sus estudios. No obstante, su constancia fue recompensada cuando finalmente logró completar la secundaria. Por otro lado, no encontró obstáculos para acceder al tratamiento psicológico, el cual considera que le ayudó a abrir la mente y comprender la realidad desde otros puntos de vista. Estas sesiones le permitieron sobrellevar el peso del encierro y tener una mejor visión de sí mismo, aunque asegura que su manera de pensar no cambió radicalmente, ya que no fue encarcelado por delitos relacionados con drogas o robo​​

 

La relación de Gastón con los demás internos fue, en su mayoría, cordial. Reconoce que las discusiones y los roces entre presos eran algo cotidiano y, aunque él intentaba mantener la calma, admite que las tensiones siempre estaban presentes. En cuanto al trato con el personal penitenciario, describe una dinámica de constante lucha. Según su experiencia, los funcionarios suelen actuar con superioridad y tratan a los reclusos con desdén, lo que hace que la vida en prisión sea una batalla diaria, no solo por las condiciones del encierro, sino también por la constante confrontación con quienes están a cargo de la seguridad.

 

Después de su liberación en octubre de 2022, Gastón enfrentó una realidad aún más difícil de lo que había anticipado. La reinserción en la sociedad, lejos de ser un proceso sencillo, ha estado llena de obstáculos, principalmente en el ámbito laboral. A pesar de haber cumplido su condena y de no haber reincidido en delitos, le resulta extremadamente complicado conseguir empleo. Aún con el título de secundaria, sus antecedentes penales le han cerrado muchas puertas. Aún así, se mantiene firme en su convicción de salir adelante de manera legal y honesta, principalmente por su hija, a quien desea acompañar y ver crecer.

 

El apoyo que ha recibido tras salir de prisión ha provenido casi exclusivamente de su madre, ya que, en términos sociales y laborales, ha encontrado poca o ninguna ayuda. La realidad económica de su familia es precaria, y aunque no han tenido recursos abundantes, salen adelante como pueden. Gastón también fue sometido a un tratamiento psicológico ordenado por el juez, y debe presentarse a firmar en el juzgado una vez al mes hasta cumplir totalmente su pena. Este tratamiento ha sido una continuación de lo que vivió dentro de la cárcel, y si bien no lo considera impactante, reconoce que ha sido parte de su proceso de adaptación y maduración.


En la actualidad, Gastón tiene una perspectiva de la vida diferente a la que tenía antes de su encarcelamiento. Entró en prisión a los 18 años, lo que lo obligó a madurar rápidamente. A pesar de las dificultades económicas y la discriminación que enfrenta, no contempla la posibilidad de volver a cometer algún delito. En cambio, está decidido a encontrar un trabajo y seguir construyendo una vida mejor para él y su hija. Para Gastón, su experiencia en la cárcel le dejó muchas enseñanzas de vida. Hoy, su objetivo es seguir adelante y concentrarse en cuidar y pasar tiempo con su hija

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"Si me fue muy útil todo en general porque pude terminar mis estudios secundarios; y cuánto a lo psicológico también por qué a uno le abre mucho la mente el interactuar con profesionales de la salud" - Gastón Hernández, exconvicto del Complejo Penitenciario de Villa Devoto.​​​​​​

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¿Qué motivó a Gastón a realizar el tratamiento?

Gastón se vio motivado a realizar el tratamiento psicológico y completar sus estudios durante su tiempo en prisión principalmente por su hija y su deseo de ofrecerle un mejor futuro. A pesar de las dificultades del encierro, sus ganas de salir adelante y reconstruir su vida fuera de la cárcel lo impulsaron a aprovechar las oportunidades que el sistema le ofrecía. Su hija se convirtió en su mayor motivación para mantenerse enfocado en no reincidir y en buscar una nueva oportunidad para integrarse a la sociedad de manera honesta.

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